El maravilloso mundo de los Hongos

Por: Andrea Builes Vélez*

Ilustración de «Anatomía de una seta» de la artista estadounidense Rachel Ignotofsky.

Incomprendidos por muchos, adorados por otros, pasan desapercibidos ante nuestros ojos la mayor parte del tiempo, tomándonos por sorpresa cuando sus particulares formas emergen ante la luz del día.

Los hongos son organismos conocidos por el hombre desde hace milenios. Existen registros de su estudio desde el siglo IV E.C., pero ya en la Grecia clásica habían sido mencionados por Aristóteles en su clasificación de los seres vivos, donde eran agrupados dentro del grupo de las “criptógamas” o plantas sin flores. Transcurriendo así su estudio como “plantas imperfectas” hasta bien entrado el siglo XIX.

Si embargo, los hongos no solo son parte esencial de la biología y los sistemas vivos, sino que han estado involucrados en varios episodios de la historia humana, para bien o para mal.

Los hongos son un reino

No es de extrañar que se estudiaran durante siglos dentro de un grupo al cual no pertenecían, teniendo en cuenta sus cuerpos sésiles, y estructuras, que, a pesar de no parecerse del todo a las hojas, tenían cierta semejanza con estas. Pero los Hongos no son plantas, ni animales, son organismos con características únicas que determinan su ubicación en un reino particular: El reino Fungi.

Ubicación de Reino Fungi en el árbol filogenéticos de los tres dominios de la vida.

Para comenzar, los hongos son organismos heterótrofos, lo que los hace drásticamente diferentes de las plantas que son autótrofas, es decir capaces, de producir su propio alimento por medio de la fotosíntesis. Pensaran entonces que debería estar agrupados junto con los animales, pues estos también deben obtener el alimento del medio externo, pero ahí es donde sale a relucir otra de sus características diferenciales: una pared celular compuesta por quitina.

Para aquellos más familiarizados con la terminología biológica, este párrafo bastará para justificar su clasificación como un reino aparte, pero para aquellos que del último párrafo entendieron las tres primeras palabras, vamos a ponerlo en términos más coloquiales.

La forma en la que los seres vivos consiguen su alimento es un rasgo fundamental para su clasificación dentro del gran árbol de la vida. Que los hongos no tengan la capacidad de producir su propio alimento como las plantas, es más que suficiente para que no estén agrupados en el mismo reino.

Por otra parte está la pared celular. La pared es la capa más externa de algunas células, como las células de bacterias, las células de las plantas, y por supuesto, las de los hongos. Sin embargo, aunque es una estructura presente en varios grupos de organismos, está conformada por elementos diferentes en cada grupo. En el caso particular de los hongos, la pared se compone de quitina, un carbohidrato resistente que brinda soporte estructural y resistencia a las condiciones ambientales.

Los hongos, además, tienen un metabolismo amplio y diverso, pudiendo obtener nutrientes en muchas ocasiones, de cualquier cosa que se les atraviese por el camino, esto los convierte en grandes descomponedores de materia orgánica, rol esencial en el equilibrio de los ecosistemas en los que habitan, ya que dejan disponibles microelementos esenciales para las plantas.

¿Qué forma tienen los hongos?

Al leer este encabezado es probable que aparezca en nuestra cabeza la imagen de un champiñón o un brillante hongo rojo con puntos blancos (Amanita muscaria), pero esta forma que ha quedado tan grabada en nuestra memoria, es solo una parte de algunas especies de hongos y en ocasiones puede tener una apariencia por completo diferente a la tradicional forma de sombrilla, o estar ausente.

En primer lugar, los hongos pueden ser unicelulares, como las levaduras a las cuales les debemos el pan, el vino o la cerveza, y que a pesar de ser microscópicas pueden transformar significativamente el medio donde crecen.

Microscopía electrónica de la levadura Saccharomyces cerevisiae

O pueden ser multicelulares. En general los hongos multicelulares se componen de células tubulares llamadas hifas, la cuales crecen y se ramifican conformando el micelio. El micelio tiene la apariencia de fibras algodonosas y se encuentra casi siempre dentro del sustrato donde crece el hongo, ya sea el suelo, madera, una naranja echada a perder, etcétera, etcétera; pero en ocasiones podemos verlo en la superficie. Este es en realidad el cuerpo del hongo, la parte encargada de absorber el alimento, de crecer y extenderse por el sustrato.

Micelio creciendo expuesto en el sustrato

El micelio es el encargado de generar estructuras reproductivas como conidios (producto de la reproducción asexual) o esporas (producto de reproducción sexual) dependiendo de que hongo se trate estás pueden ser diminutas y apreciarse en detalle únicamente con un microscopio, como el moho del pan.

Colonia de Aspergillus niger, conocido comúnmente como hongo negro del pan.

O generar estructuras que si podemos apreciar a simple vista, como los champiñones a menudo comemos. A las estructuras macroscópicas como el champiñón, se conoce como fructificaciones. Si, cómo el equivalente a una fruta pero dentro de reino de los hongos. Las fructificaciones también son conocidas como cuerpos fructíferos o esporocarpos, y son las encargadas de albergar las esporas. Tal y como las naranjas o las manzanas llevan dentro las semillas, los cuerpos fructíferos albergan de diversas formas las esporas que darán origen a la siguiente generación de champiñones, o amanitas, o del hongo que se trate.

Y cuando me refería a que ´albergan de diversas formas las esporas’ es que hay tantas estructuras de esporocarpos como estrellas en el cielo, y algunas incluso parecen provenir de otro sistema solar. En la galería que está continuación, encontrarán una pequeña muestra de la diversidad de cuerpos fructíferos.

Los hongos en la historia

A lo largo de la historia humana los hongos han desempeñado roles tanto siniestras como brillantes. Dentro de las historias más famosas encontramos el envenenmiento del emperador romano Claudius a manos de su cuarta esposa, Julia Agrippina, como resultado de la combinación de Amanita cesarea, una seta famosa entre los césares y nombrada en honor al emperador Cesar Augusto, con Amanita phalloides, hongo potencialmente letal.

Otras especie infame es el cornezuelo del centeno Claviceps purpurea. Como su nombre común lo indica, este particular hongo crece en las espigas del centeno, pasando desapercibido y terminando mezclado con los granos de la cosecha. Pero su reputación se debe a que produce micotoxinas que al ser ingeridas generan alucinaciones, convulsiones, contracción arterial, esta última conllevando a necrosis en los tejidos y aparición de gangrena en las extremidades. A esta especie se le atribuye el brote de ergotismo ocurrido durante de la edad media en Europa.

Claviceps purpurea creciendo en espiga de centeno.

Ahora bien, esta no es la única faceta de este peculiar hongo. A mediados del siglo pasado el científico estadounidense Albert Hofmann logró sintetizar la Dietilamida de Ácido Lisérgico, LSD por sus siglas en inglés, una sustancia con inmensas propiedades enteógenas, usada por el propio Hofmann en sus experimentos, y que se ha popularizado incluso más en nuestros días.

Pasamos ahora al lado luminoso de los hongos. Como he mencionado antes, no tendríamos pan o cerveza sino fuera por las levaduras. El descubrimiento de la capacidad de este grupo de hongos para degradar azúcares y producir como resultado de alcohol y dióxido de carbono cambio para siempre el curso de la historia humana. Y aunque en la antigüedad no se tenía conocimiento de que que estos procesos se debían a especies de hongos, la capacidad de nuestros ancestros para conservar y aprovechar los frutos del metabolismo de las levaduras, ha servido para alimentar humanos desde la antigua Mesopotamia.

De hecho, las levaduras no son los único hongos estrechamente ligados a la producción de alimentos. Algunos hongos del género Penicillium se han usado durante siglos para la preparación de quesos tipo roquefort o camembert. Las propiedades de estos hongos para generar cambios apetecibles en los quesos se descubrieron por casualidad en cuevas de varios lugares de Europa como Francia, y aún con la tecnología moderna, se siguen produciendo quesos en estos lugares.

No obstante, el aporte más valioso de los hongos de este género, es la penicilina. Descubierta en 1928 por Alexander Fleming por accidente, durante los experimento que practicaba con bacterias, esta sustancia producto del metabolismo de Penicillium chrysogenum, dio inicio a al era de los antibióticos, que han salvado millones de vidas en todo el mundo.

*Bióloga de la Universidad de Antioquia. Educadora Área de Estudios en Educación del Museo de Ciencias Naturales de La Salle. Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM).

Fuentes consultadas

[1] Cuevas Moreno, J. A. (2016). LOS HONGOS: HÉROES Y VILLANOS DE LA PROSPERIDAD HUMANA. Revista Digital Universitaria17(No. 9), 3-8. Disponible en: http://www.revista.unam.mx/vol.17/num9/art69/art69.pdf

[2] Uilidades de los hongos. (2013, 15 agosto). Casa Ubieto. Disponible en: http://www.casaubieto.com/blog/utilidades-de-los-hongos/#:~:text=Los%20hongos%20son%20necesarios%20en,nombrar%20los%20casos%20m%C3%A1s%20conocidos.&text=No%20es%20dif%C3%ADcil%20deducir%20a,cerveza%20produce%20el%20Saccharomyces%20carlsbergensis.

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