El Cometa C/2021 A1 (Leonard).

Por: Luis Fernando Ocampo Ochoa

Instrumentador científico Observatorio ITM, Medellín.

Imagen 1: cometa C/2021 A1 fotografiado desde Pasto, Colombia, el pasado 28 de noviembre, por el astrónomo Alberto Quijano Vodniza.

Es inusual ver un cometa en su mejor momento: la mayoría de los cometas son más brillantes cerca del Sol, justo cuando son más difíciles de detectar porque están escondidos debajo del horizonte.

El cometa C / 2021 A1 (Leonard) no es la excepción. Lo que sí parece ser es que será visible con pequeños telescopios, e incluso, con binoculares, y quizás incluso de forma tenue a simple vista en el cielo antes del amanecer. A medida que aumenta en brillo durante la mitad de diciembre, y días después, es posible que sea visible incluso brevemente en el cielo nocturno, justo después del atardecer.

Imagen 2: El astrónomo Gregory J. Leonard, un especialista e investigador, descubrió el cometa el 3 de enero en el Observatorio Infrarrojo Mount Lemmon, ubicado en las Montañas Santa Catalina, al noreste de Tucson, Arizona. Crédito: Universidad de Arizona.

La bola de hielo ha recorrido un largo camino para hacer su aparición esta Navidad. Hace unos 35.000 años, el cometa estaba en el extremo más alejado de su órbita elíptica, bastante alargada. En ese punto, llamado afelio, a unas 3.500 unidades astronómicas del Sol (una unidad astronómica (AU) es el equivalente a la distancia promedio de la Tierra al Sol: 149,565,894 kilómetros, o 150 millones de kilómetros para redondear).

Hace 35 milenios, el cometa Leonard residía a unos 525 mil millones de km del Sol, envuelto en un ambiente casi inimaginablemente frío, a una fracción de grado por encima del cero absoluto, la temperatura a la que todo movimiento molecular se detiene.

Ahora, el cometa Leonard se encuentra en la recta final de lo que probablemente será su última visita al Sol, y su conglomerado de gases helados como el metano, el amoníaco y el vapor de agua está reaccionando al creciente calor solar.

Imagen 3: visualización del cometa entre el 2 y el 5 de diciembre de 2021. Herramienta de simulación utilizada: software Stellarium.

El brillo del cometa Leonard debería aumentar notablemente a medida que se acerca a la Tierra. En los primeros días de diciembre, los observadores deben madrugar (desde las 3:30 a.m. hora local) y mirar en el cielo oriental, cuando el cometa apenas estará a solo 8° sobre ese horizonte. Si la claridad del resplandor de la luz solar refractada en las micro-gotas de agua de la atmósfera no es muy notoria, el cometa se podrá ver mucho más alto, incluso alcanzando hasta los 35° de altura a las 5:15 am.

Con binoculares, se hace un barrido del cielo aproximadamente a medio camino entre la estrella de tercera magnitud Cor Caroli en la constelación de Canes Venatici (los perros de caza) y la estrella Arcturus de Boötes (el pastor), línea dibujada en la imagen 3.

Allí debería encontrarse un tenue resplandor circular, difuso, de sexta magnitud, quizás con una cola. Ese será el cometa Leonard. Es de anotar que las imágenes logradas con cámaras son mucho más impresionantes porque los fotones de luz se acumulan en los sensores, algo no posible para el órgano de visión humana.

Para la mayoría de nosotros, la segunda semana de diciembre es cuando el cometa Leonard debería ser más interesante, pero a medida que aumenta el brillo, también disminuye la altitud, pues se está acercando al Sol. Este es un buen momento y no deberíamos esperar para intentar verlo, ya que no se puede descartar la posibilidad que el cometa sufra alguna fragmentación al acercarse a nuestra colosal estrella.

Para los inicios de diciembre, existe la ventaja también, que el cielo estará libre de la luz de la Luna, como también lo estará poco después de la luna nueva del 4 de diciembre.

En la mañana del 6 de diciembre, el cometa estaría muy cerca de la estrella brillante de color amarillo anaranjado Arcturus, en la constelación de Boötes. Con binoculares, en esa parte del cielo a unos 5° a la izquierda de Arcturus se ubicaría el cometa Leonard. La cola de polvo del cometa, que comenzó a alargarse notablemente a principios de noviembre, debería apuntar casi hacia arriba para la fecha.

Se previó que la magnitud del cometa fuera de +5,5, lo suficientemente brillante como para ser vislumbrado sin ninguna ayuda óptica en un cielo oscuro y libre de contaminación lumínica. El cometa para esa fecha se espera alcance entonces 51 millones de km de la Tierra y se acercaría a nosotros aproximadamente 2,4 millones de km por día, por lo que se iluminará notablemente, pero también descenderá rápidamente en el cielo del este con cada día que pasa.

Para la mañana del 12 de diciembre, el cometa Leonard se habrá iluminado a una magnitud de +4,3, pero estará solo 10 grados por encima del horizonte oriental, justo al comienzo del crepúsculo matutino (el puño cerrado con el brazo extendido mide aproximadamente 10 grados). Según el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en California, el cometa hará su aproximación más cercana a la Tierra ese mismo día, alcanzando 34,902,292 km de distancia a las 10:54 am.

Imagen 4: posiciones del cometa Leonard luego del atardecer. Herramienta de simulación utilizada: software Stellarium.

El día 12 de diciembre, el astro marcará el final de su visibilidad matutina, pero el cometa Leonard regresará para varias «apariciones» en el cielo de la tarde. El 17 de diciembre, se deslizará 5° por debajo del deslumbrante Venus. Con binoculares, se busca hacia el horizonte sur-oriental, una hora aproximadamente después de la puesta del Sol. En este caso, requerimos de un buen horizonte occidental, y eso contando que la bola helada sobreviva a la interacción con nuestra estrella.

Otro fenómeno que puede afectar la visión del cometa Leonard y del que se habla en la comunidad de observadores es el efecto de la ‘dispersión hacia adelante’. Este fenómeno ocurre cuando el cometa se encuentra entre el Sol y la Tierra en un ángulo de fase superior a 90°, entonces la luz del Sol se refleja y se dispersa hacia adelante (hacia nosotros) por el polvo y las partículas de hielo del cometa. Como consecuencia, el brillo aparente del cometa puede aumentar de 1 a 2 magnitudes. Esto sucedería entre el 4 y el 29 de diciembre, con el efecto máximo centrado en el día 14. Las condiciones para que se produzca el fenómeno implican a la vez un reducido alargamiento del cometa, es decir, durante esos días estará tan cerca del Sol que solo será observable a baja altura antes o después del crepúsculo.

Los cometas que se han beneficiado de la dispersión hacia adelante incluyen Skjellerup-Maristany en 1927, West en 1976, Bradfield en 1980 y McNaught en 2007. Los cuatro cometas aumentaron en brillo y se volvieron mucho más brillantes de lo previsto. En cualquier caso, aún hay que ser analíticos, teniendo en cuenta que esta tasa de actividad tiende a ser variable en el tiempo. Sin embargo, no todos los cometas reaccionan favorablemente a la dispersión hacia adelante. ¿Se beneficiará el cometa Leonard? Solo podemos mirar y ver lo que sucede.

Imagen 5: Curva de luz del cometa C/2021 A1 Leonard actualizada. Crédito: José J. Chambó, Cometografía.

En la fase final de aproximación al Sol, la temperatura del cometa se eleva rápidamente y entran en juego parámetros con valores totalmente desconocidos: la cantidad de depósitos de hielo, su distribución, composición, profundidad, la incidencia de la luz solar sobre ellos, la cantidad de hielo; el polvo y el tamaño de sus granos, etc. Es por eso que menciono que hay incertidiumbre de si la bola congelada sobreviva al perihelio.

Con todos estos parámetros actuando, es poco menos que imposible predecir el comportamiento final de un cometa no periódico, de modo que se abre un abanico de posibilidades en las que el brillo máximo del cometa puede variar varias magnitudes hacia arriba o hacia abajo. A una o dos semanas del máximo, todavía se puede tener un pronóstico con un posible error del orden de una magnitud. Cuando se habla de cometas brillantes, esto puede marcar la diferencia entre el espectáculo y la decepción.

Es probable que el cometa se pierda de vista después de Navidad, alcanzando su punto más cercano al Sol el 3 de enero a una distancia de 92 millones de kilómetros. Una vez que dé la vuelta al Sol, será arrojado fuera del sistema solar a una órbita ligeramente hiperbólica, para no volver a ser visto nunca más.

Imagen 6: Trayectoria del cometa, donde se hace su visualización por debajo del horizonte (cuando pasa a ser visible al atardecer después del 12 de diciembre). Herramienta de simulación: software planetario Stellarium.

Publicado por luisobs

Instrumentador, montaje del Observatorio Astronómico ITM; Tecnólogo de Calidad ITM, y especialista independiente en óptica biomédica y de instrumentos astronómicos.

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